En los últimos años, la popularidad del yoga ha ido en aumento. Ahora es común encontrar gimnasios con personas estirándose en diferentes posturas que varían en dificultad. Y aunque estas posturas son parte de la tradición yogi, son solo una pequeña parte de ella. En realidad, el yoga es un sistema muy grande y fue desarrollado como una respuesta directa a la densidad de nuestra existencia material.

El yoga comenzó como una tradición espiritual hace más de 5,000 años, aun antes de que otras religiones o filosofías fueran creadas. Los antiguos rishis de la India desarrollaron esta tradición y fueron pasando sus enseñanzas de maestros a alumnos sin escribirlas.  Hace unos 2,000 años, el maestro Patanjali escribió un texto llamado Los Sutras de la Yoga. En este texto proveyó una definición de yoga concisa y universal: el yoga es un sistema para aliviar el sufrimiento de la mente. Luego estableció el sistema de cómo lograr esta meta en una serie de poses y ejercicios.

El sufrimiento al que se refiere Patanjali es a la adicción que tenemos a buscar nuestra satisfacción en el mundo externo.  Estamos controlados por nuestro ego, que a su vez busca controlar el mundo a nuestro alrededor. Nuestro ego nos dice que si poseemos, influenciamos, o cambiamos nuestro mundo entonces estaremos en control y seremos felices. Si alguien nos reta o no está de acuerdo con nosotros, entonces nuestro ego nos dice que hemos fallado en controlarlos y los vemos separados de nosotros. Y si permitimos que nuestro ego nos separe de otros, entonces comenzamos a ver la vida en carencia: no tenemos suficientes amigos, no tenemos suficiente atención de nuestra pareja, o no tenemos la experiencia de pertenecer a nada.  Sin embargo, al practicar el camino del yoga, tenemos la oportunidad de detener al ego y permitir que nuestro yo auténtico salga a flote.  Descubrir esta parte de nosotros mismos define a la yoga como una actividad espiritual, más que un mero ejercicio físico.

Si comienzas a practicar yoga buscando solo tranquilidad y relajación, eventualmente te vas a decepcionar, o te vas a aburrir del ejercicio, o vas a experimentar dolor e incomodidad en una posición que previamente disfrutabas. La lección básica de esta ciencia de auto-exploración es que si respondes al llamado del disfrute o del dolor, siempre serás esclavo de tu experiencia sensorial.

En vez de eso, si entrenas a tu mente a estar en el presente, concentrada y en neutralidad, sin importar las inevitables peripecias de la vida, entonces logras tu  libertad y ultimadamente llegas a experimentar tu Yo superior que es grande, ilimitado y poderoso. Cuando combinas yoga con otras disciplinas espirituales, en un viaje de investigación y exploración espiritual, tu ego, tus apegos y aversiones van a ser retados. Todo lo que sabes acerca de ti mismo va a ser cuestionado. Y esto hace que el yoga no sea para todos.

Al mantener en tiempo presente en una pose, sueltas tu ego y alivias el sufrimiento de la mente, y te quedas con una sensación de paz y bienestar sin necesitar nada más de lo que ya tienes. Una vez que no dependes del mundo externo para darte esta experiencia de plenitud, te has alineado a tu verdadera naturaleza y realizado tu espíritu.

Cuando aliviamos el sufrimiento de la mente, también aliviamos el peso del día a día. Ya no dependemos del mundo externo para hacernos feliz. A través de la disciplina del yoga, las personas han reducido su estrés, desarrollado fuerza interna, sanado enfermedades, creado un cuerpo fuerte y saludable, y una disciplina imparable.

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