Una tendencia de cambio de conciencia light –
En los años recientes ha habido un gran auge en el tema espiritual, a través de la práctica del yoga y la meditación, que se han vuelto muy populares. Es más común encontrar espacios que brindan prácticas y técnicas para el bienestar físico, mental y emocional.
Con la llegada de las redes sociales también se ha expandido la información y se han creado comunidades de acuerdo al estilo de vida que se quiere crear. Han surgido múltiples gurús y sabios que hacen un compendio de enseñanzas para compartir una verdad, si bien es cierto que el planeta requiere un cambio de conciencia en la humanidad, dista mucho de acciones masivas, pero si aparecen esfuerzos individuales.
Sin embargo, el mercantilismo se ha inmiscuido también, ofreciendo soluciones fáciles que restan peso al proceso que dictan las tradiciones antiguas, y las personas entran en contacto con enseñanzas ligeras que realmente no llevan a un desarrollo profundo de la conciencia. Se genera un bienestar efímero en un inicio, pero la polaridad se manifiesta con la ignorancia en el manejo de las emociones.
Se cree que evitando las emociones negativas habrá una transformación, pero nada está más lejos de la verdad; en realidad hay que reconocerlas, integrarlas y avanzar a través de ellas hacia la polaridad positiva. Esta nueva ola espiritual genera máscaras para evitar la confrontación de la incomodidad del ser humano, ocultando las heridas y las necesidades emocionales elementales sin sanarlas; esto se conoce como Spiritual Bypassing, término desarrollado en la década de los 80s por el psicólogo John Welwood.
Es decir, el spiritual bypassing es un rechazo a la propia naturaleza humana, creando velos de amabilidad espiritual, que llevan a la superficialidad. Se hacen de lado los placeres, se reprimen, se pone mayor énfasis en lo que se cree positivo y se tiende a hacer un juicio constante hacia quienes no comparten los mismos puntos de vista.
Hay cinco puntos en los que se puede caer si no tenemos conciencia de ellos:
1. Se participa en actividades espirituales para conseguir un sentido de superioridad frente a otras personas.
Se cree que, al pertenecer a una comunidad de meditación, visitar templos, repetir mantras, hacer afirmaciones positivas, participar en rituales, retiros, conferencias, por mencionar algunas actividades, se es mejor que otros. Realmente esto es caer en la trampa del ego negativo, pues se basa en la creencia de subir la propia energía bajando la de otros, principalmente a través de la segregación.
2. Justificar el fracaso y no ser responsables de nuestras acciones porque el Universo marca el destino.
Evadir responsabilidades y dejar de ser causa en el aspecto humano, aceptar injusticias o situaciones negativas con frases como: “el Universo es perfecto” o “todo pasa por una razón”; son justificaciones para el conformismo y la resignación en numerosas áreas de la vida.
3. Adoptar pasatiempos, intereses y creencias simplemente por estar de moda.
Pertenecer a una comunidad es una necesidad básica del ser humano; la espiritualidad se convierte en este caso en una plataforma para llenar esta necesidad.
4. Juzgar a otros por enojarse.
El enojo es una emoción básica del ser humano, que le ha permitido enfrentar retos y sobrevivir. Hay que mantener el control, porque socialmente es mal visto. En la espiritualidad verdadera el enojo es una advertencia de que algo aún no se ha trabajado.
5. Exagerar lo positivo para evitar enfrentar problemas de la vida en la sociedad.
La tendencia a ser exageradamente positivo es un mecanismo de defensa con el cual se evade la realidad. Si bien agradecer lo bueno es importante, también lo es integrar lo negativo, porque apoya a crecer y a trascender.
No se busca invalidar ninguna acción, simplemente es estar consciente de cómo experimentamos la espiritualidad y dejamos de lado las influencias que no vienen de lo profundo del propio ser.